El tanque criogénico estacionario consta de un recipiente interno y un recipiente externo que actúan como barreras aislantes para reducir al mínimo la transferencia de calor hacia el líquido criogénico almacenado en su interior. El recipiente interno, donde se almacena el líquido criogénico, está diseñado para soportar las bajas temperaturas y las presiones asociadas con los líquidos criogénicos. El espacio anular entre el recipiente interno y el externo se mantiene bajo vacío para reducir la transferencia de calor por conducción y convección. Este vacío, también conocido como vacío Inter espacial, se logra mediante un proceso de evacuación del aire y sellado adecuado del espacio anular, ayudando a evitar la transferencia de calor hacia el líquido criogénico, ya que el calor no puede propagarse eficientemente a través del vacío.